Schegge di vangelo a cura di don Stefano Bimbi
Giovedì Santo a cura di Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Si no siembra todo se extingue

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. (Mt 4, 20)

Schegge di vangelo 26_01_2020

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. (Mt 4, 12-23)


El pescador está más acostumbrado que los demás a no dar por descontado los dones de Dios, a empezar por lo que es más necesario y a meditar en los tiempos de silenciosa espera, dándoLe las gracias por el eventual buen éxito de la pesca. De hecho, el pescador no siembra como el agricultor por lo cual, con mayor razón, todo es un don. Sobre esta base Jesús llama a estos hombres, que no son refinados pero sí profundos, a ser primero testigos de su amor para después anunciarlo a los demás utilizando las cualidades desarrolladas gracias a su trabajo: la misma laboriosa esperanza, la señal de acogida y el constante agradecimiento. Rezando siempre por nuestros sacerdotes, intentemos tener un amor simple pero verdadero como el de los pescadores.